Ancares


Acabo de regresar de Piornedo, dónde celebramos las jornadas Memoria y Materia, organizadas por el Departamento de Composición de la Universidade da Coruña. Teniendo como tema la arquitectura tradicional y como marco el paisaje de los Ancares, he aportado mi visión de «Cuando lo popular era moderno», un recorrido por la relación entre la segunda modernidad y el patrimonio vernáculo.

Al mismo tiempo que escribe sobre la arquitectura más moderna que se está realizando en España, Carlos Flores reaviva el interés por la «arquitectura anónima», dándole la misma importancia que a la anterior, con artículos como el publicado en la revista Hogar y Arquitectura hace exactamente cincuenta años:

No perseguimos la vuelta a una arquitectura falsamente tradicional ni la reaparición de floklorismos y regionalismos. Se trata de poner de manifiesto cómo, en tantas ocasiones, la arquitectura ha llegado a soluciones convincentes a veces sin la intervención del arquitecto, en otros caso mediante el trabajo de profesionales modestos que tal vez por realizar su labor sin estridencias ni divismos han quedado en el anonimato, bien que su obra denote, a quien quiera verlo, su valía y honradez.

Paseando hoy por gran parte de nuestras aldeas y pueblos —como pudimos comprobar estos días en los Ancares—, parece que esas palabras todavía tienen absoluta vigencia y que, de ellas, como de la arquitectura vernácula, es posible y necesario seguir aprendiendo:

Una arquitectura que nunca ha estado de moda y que ha nacido como resultante de una actuación humilde y consciente, y que encierra una gran lección en estos tiempos en que buena parte de la arquitectura se encuentra prostituida por la frivolidad y el snobismo.

Veinte años después que Flores, Alejandro de la Sota escribió, abogando por una Arquitectura lógica: «La Arquitectura es intelectual o popular. Lo demás es un negocio». Entre compañeros de oficio, recordamos y compartimos esas lecciones mientras caía la larga noche sobre Piornedo.

Imagen: Skyline de Piornedo. Plácido Lizancos.

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